Obras de Misericordia Espirituales
1. Dar
buen consejo al que lo necesita: Para dar buen consejo es necesario que
nosotros mismos hallamos sido aconsejados por un director espiritual,
que nos ayude a orar a Dios Padre, para que nos envíe su Santo Espíritu y
nos regale el don de consejo. Así, bajo la guía del Señor, tanto
nuestras palabras como nuestro actuar, serán un constante aconcejar a
los que lo necesitan.
2. Enseñar
al que no sabe: Es importante que cooperemos con nuestros hermanos,
pero es mas importante enseñarles a realizar por ellos mismos aquello
que no saben. Por ello, enseñémosle a orar, a perdonar, a perdonarse, a
compartir, etc.
3. Corregir
al que se equivoca: Muchas veces nos enojamos o reímos cuando vemos a
algún hermano equivocarse, olvidándosenos que no somos perfectos e
inevitablemente nos equivocaremos también. Pensemos, ¿nos gustaría que
se rieran de nosotros?, definitivamente NO, así que, cuando alguien se
equivoque corrijámoslo con amor fraternal para que no lo vuelva a hacer.
4. Consolar
al afligido: Jesús nos ha dicho: "Dichosos los que lloran porque serán
consolados". El consuelo de Dios, por medio de su Espíritu Santo, nos
consuela. Pero, además, Dios se vale de nosotros para consolar a los
demás. No se trata de decir: no llore, sino de buscar en las Escrituras,
las palabras que mejor se adecúen a la situación. En los salmos
podremos encontrar esa palabra de consuelo que requerimos, por eso, es
conveniente recitarlos y meditarlos constantemente.
5. Perdonar
al que nos ofende: ¡Que difícil!, tanto que Jesús nos dice que debemos
perdonar 70 veces 7, es decir, SIEMPRE. Además en el Padre Nuestro, nos
pone la condición de PERDONA NUESTROS OFENSAS, COMO NOSOTROS PERDONAMOS A
LOS QUE NOS OFENDEN. Así que, a perdonar, perdonar, perdonar....
6. Sufrir
con paciencia los defectos del prójimo: ¡Que fácil es ver la paja en el
ojo del prójimo y no vemos la viga en el nuestro!. Cuando seamos
capaces de disimular los defectos de nuestro hermano, estaremos
colaborando en la construcción del Reino del Señor. Tengamos paciencia
con los ancianos, los niños, el vecino, el compañero de trabajo y ellos
la tendran con nosotros, en nuestros defectos.
7. Rezar
por los vivos y los muertos: Cuando escucho a mis hijos orar pidiendo a
Diosito por nosotros, por sus hermanos, por sus compañeros de escuela y
por sus abuelitos ya fallecidos, me siento agradecido de saber que
muchos elevan una oración al Creador por mi y por mis familiares o
amigos que se me adelantaron a la casa del Padre. Cada oración es una
intercesión, y el Señor nos pide que oremos unos por otros para
mantenernos firmes en la fe, así como El oró por Pedro para que una vez
confirmado, le ayudara a sus hermanos.
Tomado de: http://catequesisprimeracomunin.blogspot.com
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