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Claro. Porque aquí no se trata de ser buena gente, sino
de ser santos, que es
mucho más. Pues sepan que hay gente que me pide la receta… Y resulta que
recetas no hay. Dicho esto, me atrevo a sugerir algunas
pistas:
1. Oración. Ahí tenemos la capilla de la
adoración perpetua que debería ser de visita diaria obligada, aunque solo
fueran unos minutos para saludar al Señor.
2. Meditación de la escritura. Cinco minutos diarios para empezar.
Tan facilito como leer el evangelio dos minutos y meditarlo tres.
3. Un propósito diario de vivir en
todo siguiendo los mandamientos de Dios y de la Iglesia.
4. Confesión frecuente. Porque necesitamos revisar nuestra
vida, la gracia del sacramento y sobre todo, porque llegado el caso no podemos
estar ni un momento con la carga de un pecado grave en la conciencia.
5. Misa dominical imprescindible, y muy aconsejable
diaria.6. Devoción a la Virgen. Si añadimos el rosario, avanzamos no a pasos sino a zancadas.
Para empezar, ya tenemos bastante. ES UN RETO QUE LES DEJO.
Tenemos que
ser santos, no solo de buenas personas.
¿Se animan a intentarlo?
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