Fue en una mañana de 1709 cuando en las playas blancas del Lago de Maracaibo apareció una pequeña tabla de madera, en horas de la madrugada cuando las mujeres acostumbraban lavar la ropa en las aguas del lago.
Una viejecita que allí hacía su labor, metida en la orilla con el agua hasta las rodillas, no reconoció nada extraño en esa tabla, sin embargo se la llevó entre la ropa lavada para su casa, donde fue muy útil como tapa de una tinaja de agua. De cara al agua aprisionada entre paredes de barro la Virgen guardaba sus secretos en las sombras de una pintura borrosa, hasta que la buena viejecita, a la luz del mediodía se fijó en la figura que tenía la tabla, era una imagen sagrada. Así pasó de ser simple tapa de la tinaja a un lugar especial y fue colgada en la pared.
Imagen de la Virgen, iluminada en el Paseo de la Chinita, Maracaibo |
El 18 de noviembre de 1709, se comenzaron a oir extraños ruidos en la casita: golpes y ruidos se sentían una, dos y tres veces. Estupor, miedo, aturdimiento y sensaciones muy raras estremecen a la viejecita. Y al acudir, asustada y temblorosa, mira la pared y la encuentra a toda luz, eran rayos de luz que despedía la tabla, y de rodillas cae ante la imagen de nuestra Virgen de Chiquinquirá, visible ahora y con belleza incomparable. ¡Milagro!, exclamó la mujer. ¡Milagro!, gritan los vecinos que, intrigados, habían visto hasta hace poco solo una mancha en la tabla. El modesto hogar se convierte en lugar de visitas y luego a santuario donde los fieles van a encomendarse a la Virgen de color moreno y cara indígena que a todos miraba con amor. Era la Virgen de Chiquinquirá. Mejor conocida como la Virgen de La Chinita, patrona de los zulianos.... y ahora puedes visitarla también en nuestra Catedral de Mérida, pues ha sido entronizada allí su imagen el día de hoy 25 de mayo de 2014.
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