CAMINO DE PERFECCIÓN por SANTA TERESA DE JESÚS - CAPÍTULO 26
Este capítulo lo recomendaba especialmente el papa Benedicto XVI cuando hablaba de la fe. Se refería de modo especial a este capitulo en que Santa Teresa nos invita a mirar al Maestro, a mirar a Jesus.
A continuación les comparto un resumen del Capítulo
26, en español actualizado,
pero es muy bonito leerlo también directamente a la
forma original que lo escribió
Santa Teresa. Puedes bajar el libro en este Link: Camino de Perfección
... no te pido más de que le mires. Mírale, que El está esperando tu mirada...
Este capítulo es muy provechoso para los que comienzan
en la oración y
para quienes tienen dificultada en concentrarse al
momento de orar.
Ahora, pues, tenemos para nuestra oración vocal
algunos pasos:
ya se sabe ha de ser lo primero. Procura luego, hija,
si estás sola,
tener compañía. Así, pues, ¿qué mejor compañía que la
del mismo Maestro que enseñó
la oración que vas a rezar? Representa al mismo Señor
junto contigo
y mira con qué amor y humildad te está enseñando; y
créeme,
mientras puedas, no estés sin tan buen amigo.
Si te acostumbras a
tenerle cerca, y Él ve que lo haces con amor y que
andas
procurando contentarle, no podrás -como dicen-
alejarle de ti; no
se alejará nunca de tí; te ayudará en todos tus
trabajos; le tendrás
en todas partes: ¿te parece poco tener un amigo así a
tu lado?
conceptos, ni que hagas grandes y delicadas
consideraciones con
tu entendimiento; no te pido más de que le mires. Mírale, que El
está esperando tu mirada.
3. Si estás alegre, mirale resucitado; que sólo
imaginar cómo salió del sepulcro te alegrará: ¡con qué
claridad y
con qué hermosura!; ¡con qué majestad, qué victorioso,
qué alegre!
Si estás con trabajos o triste, mirale camino del
huerto o mirale atado a la columna
negado de sus amigos, desamparado de ellos, sin nadie
que vuelva por Él, helado
de frío, puesto en tanta soledad, que el uno con el
otro se podrán
consolar.
O mirale cargado con la cruz, te mirará Él con unos
ojos tan hermosos y piadosos, llenos
de lágrimas, y olvidará sus dolores por consolar los
tuyos, sólo
porque has vuelto la cabeza a mirarle.
compuestas, sino de la penas de tu corazón, que las
tiene Él muy en cuenta.
Así poco a poco dile que deseas que estén siempre
juntos: A donde vayas, Señor;
tengo que ir; por donde pases, tengo de pasar.
mira mucho el cansancio con que va el Señor y compara
su dolor
con tu sufrimiento; por grandes que los puedas pintar
y por
mucho que los puedas sentir, siempre saldrás consolada
de ellos, porque verás
son cosa de burla comparados a los del Señor.
Él te dará qué decirle. tal como hablas con otras
personas, ¿por qué te
han de faltar palabras para hablar con Dios?
para recoger el pensamiento, para comenzar a rezar
bien vocalmente, y
poquito a poquito ir acostumbrando el alma con halagos
y artificios para
no amedrentarla.
Y les
certifico que si con cuidado se acostumbran
a lo que
he dicho, sacarán tan grande ganancia, que aunque yo
se los quisiera
decir, no sabría como explicarlo.
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